Ya sea como manera de escapar del estrés laboral, de forma recreativa o como un camino espiritual, la práctica del Yoga tiene un enfoque holístico. De hecho, el nombre de esta ancestral práctica es una palabra de origen sánscrito, un antiguo idioma de la India y significa: UNIÖN.

La práctica de esta disciplina considerada una ciencia por algunos y una filosofía de vida por otros es, sin lugar a dudas, una maneara de conseguir balance físico, mental y espiritual, y los estudios así lo demuestran.

No  en pese al auge que ha tomado el Yoga y sus distintas modalidades, como el Ashtanga Yoga, Power Yoga, Atha Yoga, Yoga Aéreo y otras tantas variantes, esta sigue estando  rodeada de  mitos y creencias que evitan de alguna manera que personas interesadas puedan allegarse a esta milenaria práctica y poder disfrutar así se todas sus bondades.  Algunos mitos relacionados a la práctica de la Yoga.

¿Tengo que ser flexible para poder practicar Yoga?

FALSO.

La práctica del Yoga no se limita e esas increíbles posturas que ves en las fotos. Incluso aún los maestros no pueden realizar  todas las posturas, cada cuerpo es diferente y cada practicante lleva su postura hasta donde esta le sea cómoda. Nadie viene obligado a pararse de cabeza y no es requerido que para lograr las posturas tengas que tocar tus dedos o tus talones. En la práctica del Yoga existen distintos niveles y la idea es que poco a poco vayas alcanzando mayor flexibilidad y salud. La flexibilidad llegará como parte de la práctica.

Tengo que ser delgado.

Aun cuando muchos de los practicantes del Yoga buscan mantener su peso y tratan de alimentarse de forma saludable, no todos son delgados.  Muchas de las fotos que ves en las revistas con delgados modelos son parte de la mediática para promover ropa, esteras  o estudios de Yoga. No todos los practicantes del Yoga  son delgados. El yoga es para toda persona que interese cuidar su físico, para todos los cuerpos y tamaños.

¿Eso es para mujeres?

FALSO

Ciertamente una visita a una clase de yoga demostrará que son más las féminas que practican esta disciplina que los varones, pero pensar que el Yoga es un terreno exclusivo para las mujeres es un error. Los varones pueden y deberían considerar los beneficios de esta práctica. Muchas de las posturas promueven el aumento de flexibilidad, la fuerza, la concentración y la salud en general, evitando lesiones en otros deportes y propiciando un mejor rendimiento sexual.

El yoga no es dogmático, no es religión, no tienes que ser vegetariano, y no es “cosa de hipies”. Algunas personas relacionan el Yoga con todo lo mencionado anteriormente ya que su llegada a occidente incide con los movimientos sociales pacifistas y el antimilitarismo en la época de los 60-70, pero hoy más que nunca, maestros, sociólogos y terapistas coinciden en que esta práctica aporta significativamente a la salud del hombre y la mujer del siglo 21.

Atletas de alto rendimiento, empresarios, el individuo común que trabaja día a día sus ocho o diez horas, la pareja retirada, la madre soltera trabajadora, todos y cada uno pueden obtener  innumerables beneficios del Yoga.

Las posturas o “asanas”  tienen una función sanadora en el organismo aportando flexibilidad a la columna vertebral, fortaleciendo los músculos y promoviendo el óptimo funcionamiento de los órganos  y los ejercicios de respiración o “pranayamas” maximizan la oxigenación celular, promueven la eliminación de toxinas y aquietan la mente.

Sea cual sea la modalidad del Yoga que te interese, su enfoque sigue siendo uno holístico donde cuerpo, mente y espíritu se unen para traer balance y bienestar, añadiendo vida a tu vida.

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