Hay que soltar
Querer realizar algo con las manos llenas es prácticamente imposible y de lograr algo probablemente será un desastre o estará lejos de ser el mejor resultado. Pero, aun a sabiendas de ello muchas veces nos empeñamos en no soltar y mantener esa carga que nos impiden mejorar, avanzar y disfrutar.
Hace poco escuchaba a mi maestra y reconocida autora Caroline Miss hablar de que en el tren de la vida muchos nos empeñamos en arrastrar carros o vagones de recuerdos que requieren que gastemos más energía, energía que podríamos utilizar para crear, vivir y disfrutar las cosas que anhelamos.

Cada día que pasa es parte de la historia. Historia que nos puede enseñar a ser más fuertes, a recapacitar sobre nuestras decisiones, a reenfocar nuestro GPS y movernos hacia nuestra meta o propósito de vida. Suena bonito, parece fácil pero no lo es, y muy especialmente cuando nuestra propia genética, por razones evolutivas nos lleva a querer mantener en nuestra mente recuerdos que nos molestan y nos duelen.

En tiempos en que la vida de los primeros humanos estaba rodeada de constantes peligros y asediada por depredadores fuimos desarrollando la tendencia de mantener esos recuerdos de lo que no queríamos. Hacernos consiente de lo que no queríamos nos permitió anticipar y evitar peligros y evolucionar sobre las demás especies. Pero, ya dejado atrás ese proceso de evolución natural nos encontramos ante un nuevo reto. Y es que el pasado debe ser considerado como un lugar de referencia y no de residencia.

Como mencione al principio Caroline Miss presentaba la analogía de un tren en el cual arrastramos vagones y carros que no nos son necesarios y que contrario a ayudarnos, retrasan el avance y consumen la energía que podría reinvertirse en algo mejor.
Errores, decepciones y fracasos son algunos de esos vagones extras que podríamos estar cargando y que no tenemos por qué hacerlo.

Mantener vivos el recuerdo de una decepción o de un fracaso nos resta alegría, energía y valor para movernos adelante. Las personas que arrastran este tipo de recuerdos viven creando defensas innecesarias que le restan energía y deseos de vivir, que impiden que otras personas se acerquen y a su vez le impiden disfrutar el presente. Aunque hablando de forma general… TODOS TENEMOS ALGO QUE SOLTAR.
La pregunta obligada es… ¿Cómo lo hago?

AQUÍ TE DIGO COMO
Para deshacerte de la carga que no necesitas es menester que te armes de valor y…
1. Has un inventario de lo que estas arrastrando y reconoce aquello que te hace daño, te atrasa y te consume energía y decídete a soltarlo. Podría ser Resentimiento, culpa, orgullo, o una relación toxica. Cada carga será diferente. Reconócelas y se honesto contigo.
2. “Pasa la página”. Este acto implica el asumir tus responsabilidades, perdonarte y perdonar a otros. Cuando accionamos el perdón dejamos de hacer juicio. Cuando se perdona ya no importa la ofensa, ni la situación ni mucho menos quien o quienes fueron responsables. Por eso le llamamos el acto de “pasar la página”.
3. Deja ir. Cuando dejas ir algo, eso que sueltas ya no tiene importancia pues no es necesario y ya no ejerce control o fuerza sobre ti. ¡Estas libre!
4. Vive el presente. Has cosas nuevas y distintas, ocúpate en cosas que te gusten, invierte tu tiempo en cosas que te muevan hacia delante.
Soltar es la manera más rápida de que podemos tomar control, permitiéndonos reenfocarnos en cosas nuevas haciendo nuestro camino uno más fácil y placentero.
Realiza tu inventario siempre hay algo que soltar. Ármate de valor sigue estos consejitos y SUELTA

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